El árbitro Fabio Maresca explica cómo “se apegó al protocolo” por abuso racista de Udinese fanáticos, pero también trató de ser un "hermano mayor" para Milán El portero Mike Maignan.

Maignan ya había alertado a Maresca y al cuarto árbitro sobre insultos racistas en el estadio Bluenergy y se leyó un comunicado en el estadio.

En la segunda ocasión, Maresca suspendió el juego durante cinco minutos mientras avisaba de que, de producirse más incidentes, el partido se suspendería.

Maignan, comprensiblemente furioso, se alejó por el túnel quitándose los guantes con la intención de no continuar, pero convencido de darle una oportunidad más.

Afortunadamente, la afición del Udinese se comportó y el Milan pudo completar la victoria por 3-2.

"Me comporté como un hermano mayor y sentí una tristeza sincera por Maignan, quien claramente estaba emocionalmente herido por todo esto", dijo Maresca a la agencia de noticias Ansa.

“Me sentí fatal al escuchar esos cánticos groseros”.

Aunque algunos creían que Maignan había abandonado el terreno de juego, fue Maresca quien suspendió el juego.

“Las reglas son claras, las directrices de la AIA (Asociación Italiana de Árbitros) y del designador Gianluca Rocchi no dejan margen de maniobra. Cumplí el protocolo, como es mi deber”.

Maresca se ganó elogios por la forma en que abordó la situación, tratando de asegurarle a Maignan que sus preocupaciones estaban siendo escuchadas y actuadas en consecuencia.

“El jugador estaba obviamente alterado emocionalmente, así que le puse una mano en el hombro. Se dirigió al cuarto árbitro para contarle la situación.

“El cuarto árbitro me informó y entonces intenté tranquilizar a Maignan, tanto a nivel humano como arbitral. Le dije que pase lo que pase, háblame, ahora haré que se lea la declaración.

“Eso fue lo que pasó, como es costumbre, luego se repitió el abuso y suspendimos el juego”.

Maresca confirma que Maignan se había marchado y no parecía tener intención de reanudar el partido en ese ambiente.

“El árbitro sí tiene la opción de invitar a los dos equipos a abandonar el terreno de juego, pero eso no ocurrió ayer. En los casos más graves, podíamos abandonar el partido, escuchando los consejos del responsable del orden público, pero eso tampoco era necesario.

“En esos momentos me sentí fatal por el jugador, pero también por toda la situación. Cualquiera que ame este deporte (jugadores, árbitros o aficionados) siente dolor al ver que este deporte se ve interrumpido por un comportamiento tan grosero por parte de unos cuantos individuos. Es importante recordar que estas son sólo unas pocas personas y no debemos generalizar”.

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